Escalofriante

Todo parecía indicar que en aquella infausta visita a Mañolandia no encontraría la horma de mi zapato, o más bien, el colmo de las desgracias.

Erré. Pues allí este reportero tuvo el inmenso honor de conocer al que puede que sea bicho más patético concebido por la imaginación humana. Superando incluso al clon 7 de Ripley en Alien Resurrection, al Tío Basuras o como se llamara de La Casa de los Dibujos, y al hombre de Springfield que padeció hipo durante toda su vida.

Tan lamentable ser ostenta un no menos lamentable oficio: colgar, imposibilitado siquiera para escapar de su miseria y arrojarse a las vías del tren, de la luna delantera de un coche. El de un implacable master, concretamente, llamado... ¿lo digo? Venga va... JOSEMI.

Contened las lágrimas y los gritos, pues de nada sirven ya. Esa triste bola peluda mira sin esperanza a un eventual copiloto con sus tiernos ojitos (expresión obtenida aplicando superglue a la cara interna de los párpados y al hemisferio norte ocular). Su único orgullo era una imaginamos interesante porreta que la malvada Pussyluna arrancó sólo para comprobar que la tierna mirada no se alteraba lo más mínimo. Ahora, una concavidad supurante ocupa el lugar del apéndice olfativo, con tan singular forma que su parecido con el culo de un albañil con sobrepeso y algo de incontinencia salta a la vista.

Pero lo más triste es que este ser sólo ha descubierto en una muy reciente fecha (y en ello he de atribuirme parte del mérito) que no tenía boca. ¡Imaginaos lo terrorífica que debió resultar esa revelación para un ente cuyo único consuelo era gritar su desesperación suplicando que un buen samaritano le diera matarile, y que de pronto descubre que nunca jamás nadie le oyó ni le oirá!

En fin, desde el Correo Troll queremos hacerle llegar nuestros ánimos a ese desgraciado, y a título personal mi agradecimiento por alvarme de la locura cuando más lo necesitaba.